martes, 2 de abril de 2013

CÁNTICO ESPIRITUAL, JUAN DE LA CRUZ

COMENTARIO DE TEXTO


¡Mi amado, las montañas,
los valles solitarios nemorosos,
las ínsulas extrañas,
los ríos sonorosos,
el silbo de los aires amorosos;
 
la noche sosegada
en par de los levantes de la aurora,
la música callada,
la soledad sonora,
la cena que recrea y enamora; [...] 




El texto escogido para comentar es un fragmento de El Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz. Este autor nació en un pueblecito castellano y leonés llamado Fontiveros, cuyo nombre le pudo servir de inspiración para recrear ese “locus amoenus” que aparece en su obra. Pertenecía a una familia de vendedores de buratos, además sufría raquitismo. Estudió en la universidad de Salamanca donde Fray Luis impartía clases. Fundó junto a Santa Teresa de Jesús la orden de los Carmelitas descalzos y fue encarcelado en Toledo. Durante su estancia en la cárcel, escribió esta gran obra poética que llega hasta nuestros días.
El Cántico Espiritual es una traducción, desde un punto de vista individualista de San Juan de la Cruz, del Cantar de los Cantares de la Biblia.
En este fragmento, en concreto, se ve cómo quien habla es la amada que describe a su Amado como si formara parte de la naturaleza: “Mi Amado las montañas, los valles solitarios nemorosos”
Este Cántico Espiritual tiene dos interpretaciones claras, la del punto de vista erótico cuyos personajes funden su amor (amado y amada); o religioso tratando a la amada como el alma, el Amado como Dios y la naturaleza, el paraíso.  Por este doble sentido, se trata a esta obra como una glosa, la que cuenta la historia como un suceso religioso de unión entre Dios y el alma. San Juan de la Cruz relata perfectamente sus raptos espirituales y hace patente en su obra la vía purgativa, la iluminativa, la cual nos encontramos en el texto y la unitiva que irá apareciendo posteriormente.
Me gustaría destacar el tópico del  locus amoenus: “las ínsulas extrañas” y un elemento relevante “nemorosos” que nos da a entender que ha podido leer a Garcilaso de la Vega.
La estrofa utilizada es una lira, estrofa de cinco versos de rima consonante muy utilizada en el Renacimiento.
Para concluir, el texto analizado es un fragmento del Cántico Espiritual de San Juan de la Cruz, un poeta místico religioso que desvela el sufrimiento, pero también el amor del alma. Este autor tiene una forma simbólica e irracional de escribir sus textos gracias a la cual se han hecho conocidos y han perdurado a lo largo del tiempo.

Alma Gómez Sanz, 1º Bach A

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