viernes, 5 de abril de 2013

¿POR QUÉ AMAMOS? NATURALEZA Y QUÍMICA DEL AMOR ROMÁNTICO, Helen Fisher

DIVULGACIÓN. ANTROPOLOGÍA

EDITORIAL TAURUS

352 páginas

2004




    He leído poemas de amor, he visto películas de amor, he hablado sobre el amor, pero nunca había visto el amor como lo presenta la autora de este libro: una red neurológica y química que ha evolucionado desde hace millones de años y se ha adaptado a esa evolución provocando en el camino que la especie humana sea capaz de lo mejor y también de lo peor.

    Este libro es el resultado de una investigación realizada a partir de un estudio sobre un grupo de personas que estaban enamoradas o que habían roto su relación hacía poco y a las que se les escaneaba el cerebro y se les hacía unas entrevistas personales.

    La conclusión principal de esta antropóloga norteamericana es que el enamoramiento (ella habla de “amor romántico”) no es solo un sentimiento sino una motivación humana universal y que en ella actúan una serie de sustancias químicas y zonas del cerebro que se activan o no para producir lo que ha dado lugar a tantas vivencias, canciones, poemas, novelas, etc. a lo largo de miles de años.

    Según Helen Fisher, ese amor romántico es una de las tres redes cerebrales relacionadas con la reproducción humana; las otras dos son el deseo sexual y el apego. Y esas tres emociones se pueden sentir por la misma persona a la vez o por personas diferentes. Todo ello son cuestiones adaptativas de la naturaleza, en un sentido darwiniano, para tener hijos, criarlos y conseguir una descendencia lo más diversa y sana posible.

Qué es el amor, por qué nos enamoramos de unos y no de otros, por qué amamos, son algunas de las muchas respuestas que la autora intenta desvelar en este libro.

    Sorprendente, ameno, bien escrito, con multitud de citas y datos, perfectamente razonado y organizado, un libro que recomiendo leer.

    Aunque, visto el amor de este modo, como una serie de sustancias químicas que activan otra serie de zonas cerebrales, podría pensarse que el amor es menos romántico... O quizá no.

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