Editorial Planeta
2008
667 páginas
David Martín nunca tuvo suerte en la vida. Su padre se ganaba la vida como podía, con trabajos mal pagados. Su madre se fue muy pronto, así que su progenitor era toda la familia que tenía; al chaval le gustaba leer, cosa que su padre no entendía (en parte porque él nunca había aprendido a hacerlo). Le enfadaba mucho ver a David con un libro entre las manos. Él iba con cuidado y los escondía bajo su colchón, pero un día su padre, al ver la bombilla caliente, le dio una paliza acusándole de haber estado malgastando luz leyendo cualquier chorrada. David, muerto de miedo y con la boca sangrando, cogió el libro y acudió a la librería de Sempere. Al llegar allí, el señor Sempere le curó las heridas y escuchó lo que le había ocurrido. David dejó allí el libro, con la esperanza de poder recuperarlo en un futuro.
Poco después quedó huérfano por un ajuste de cuentas. Comenzó a trabajar en un periódico. Allí empezó a mostrar su afán por escribir y poco a poco se fue haciendo un hueco en los periódicos de la ciudad con pequeños relatos que salían semanalmente. El editor nunca le dejó firmar con su auténtico nombre, así que había varios libros e historias con nombres inventados, tras los cuales estaba David.
Un día tuvo que dejar el periódico y cayó en manos de unos editores que sólo buscaban sacar dinero. Poco a poco, David se vio envuelto en una serie de macabros asesinatos. Todos tenían relación con él y con su nuevo trabajo con el editor francés Andreas Corelli.
La boda de su amigo Don Pedro con Cristina, la chica de la que él se había enamorado tiempo atrás, le hizo perder la cabeza (aún más).
Con la ayuda de Isabella iba a lograr darse cuenta de lo engañado que había estado todo este tiempo, pero el precio era alto.
Tras días y noches de investigación recorriendo toda Barcelona, David se da cuenta de que alguno no era quien decía ser. Todo aquello le iba a volver loco porque no tenía sentido.
David nunca fue un escritor conocido, no tanto como su amigo y protector Pedro Vidal, pero uno de sus libros, Los Pasos del Cielo, iba a salvarle la vida.
Carlos Ruiz Zafón ha vuelto a maravillarme con una de sus novelas. El Juego del Ángel se desarrolla en el mismo escenario que La Sombra del Viento, en las calles de una Barcelona de principios del siglo pasado.
El protagonista vuelve a ser un joven escritor con problemas y una oscura trama a su alrededor que lo implica en una serie de asesinatos y desapariciones extrañas.
Aparecen personajes conocidos, como Barceló o Sempere. La historia aquí contada explica muchas cosas que quedaron sin explicar en La Sombra del Viento y que tienen que ver con la madre de Daniel Sempere.
Una vez más, el escritor logra introducirte en la historia y hacerte sentir parte de ella, sintiendo lo que siente el protagonista, viviendo la angustia en primera persona. La relación con la novela anterior es muy sutil al principio, pero al final se descubren muchas cosas que hacen que uno entienda el principio de La Sombra del Viento mucho mejor.
Esta lectura consigue también cambiar el punto de vista del lector respecto a Daniel Sempere. Además, existen similitudes entre David Martín y Fermín Romero de Torres (amigo de la familia Sempere).
Un libro emocionante y ameno, con un protagonista interesante y un final distinto.
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