Novela de memorias
Editorial Sexto Piso
241 páginas
La protagonista, una anciana que vive retirada en un
lugar apartado, cuenta su vida a unos jóvenes que han ido a conocerla porque
quieren saber qué es el amor y se dice que ella es una mujer experimentada.
La mujer relata cómo desde niña le llamó la atención
el “mundo flotante” (con este término se refiere más o menos a un mundo frívolo
e inmoral) y que eso hizo que terminara dedicándose a la prostitución.
Era muy bella y muy inteligente, tenía muchas
habilidades musicales, etc., por lo que empezó en la escala más alta. Sin
embargo, su mal carácter, su impulsividad y el dejarse llevar por sus deseos
sexuales le acarreó ir descendiendo en esa escala hasta el punto más bajo.
El libro está estructurado como una confesión
arrepentida para conseguir la purificación dentro de la ley budista. En este
sentido, me ha llamado la atención el parecido con la novela picaresca
española del Siglo de Oro (aproximadamente la misma época del autor, Saikaku,
que vivió en el siglo XVII), en concreto la estructura episódica y la
intencionalidad moral. La protagonista cuenta cómo va pasando de trabajo en
trabajo, como Lázaro de Tormes o Guzmán de Alfarache pasaban de amo en amo. Y
ambos, mujer y pícaro, le piden al lector que aprenda de sus errores, que no
cometa los mismos pecados, que busque la salvación del alma.
Es un libro diferente, especial, para leer despacio,
para disfrutar también de los grabados que aparecen y para conocer cómo era la
vida de las mujeres, especialmente las prostitutas, en el Japón del peíodo Edo.
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