¿Noche perfecta?
Estábamos en la misma habitación, los besos corrían por cuenta de la casa. Nuestros cuerpos, empapados de sudor se desplazaban silenciosamente. Pronunciabas en mi oreja palabras de amor, ¿amor del malo o amor del bueno? Eso no importaba, allí estarías por alguna razón.
Todo estaba a oscuras, la casa para nosotros. A tientas buscaba tu cuerpo cuando tú fuiste quien me acercó a ti. Primero apoyados en la pared y un rato más tarde sobre la cama. Los besos en la boca pasaron a ser mordiscos en el cuello mientras nos clavábamos las uñas en la espalda. La respiración entrecortada y el corazón desbocado significaron que esa noche iba a ser perfecta.
Nos ayudamos a quitar a ropa, ¿tiempo récord? Tal vez, el tiempo en ese momento no existía para nosotros. La vestimenta desplegada por el suelo formando un desorden genérico mientras en la cama se producía el caos. Primero un cuerpo encima el otro y viceversa, los besos seguían amontonándose en nuestras bocas, caricias, agarrones, mordiscos… Aquello más que hacer el amor parecía la guerra.
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