domingo, 11 de febrero de 2018

CONCHA ESPINA

LA OBRA LITERARIA DE CONCHA ESPINA
RODRIGO ESPINOSA / 2º BACH. A

BIOGRAFÍA
Nació el 15 de abril de 1879 en Santander.

Con trece años comienza a escribir versos, apareciendo el 14 de mayo de 1888 en El Atlántico, unos versos bajo el anagrama Ana Coe Snichp. A lo largo de sus colaboraciones con más publicaciones llegará a usar cinco seudónimos.
El 12 de enero de 1894 contrae matrimonio con Ramón de la Serna en Mazcuerras, Santander, y se trasladan a Chile donde fue corresponsal del "Correo Español" de Buenos Aires y colaboró en diversos periódicos.

Regresan a España en 1898.  Escribe su estudio Mujeres del Quijote en 1903 y sus poemas Mis flores, al año siguiente. Colabora en diarios como La AtalayaEl Cantábrico, etc. En 1909 aparece publicada su primera novela, La niña de Luzmela, y se traslada a Madrid.

El 9 de diciembre de 1918 estrena la obra de teatro El jayón, basada en un cuento suyo. En 1924 le conceden el Premio de la Real Academia Española por Tierras del Aquilón. Además es nombrada hija predilecta de Santander y le es otorgada la Orden de Damas Nobles de María Luisa. En julio de 1934 se separa de su marido.

Durante la Guerra Civil española publicó tres obras en torno al tema de la revolución: "Esclavitud y libertad", "Retaguardia", y "La luna roja". Un año después es nombrada miembro de honor de la Academia de Artes y Letras de Nueva York. En 1940 se queda completamente ciega. En 1950 recibe la Medalla del Trabajo.

Murió a los 86 años, el 19 de mayo de 1955 en Madrid.


OBRA LITERARIA
Concha Espina fue una escritora que a pesar de coincidir cronológicamente con el modernismo y con la Generación del 98, no puede ser adscrita a ninguno de los dos movimientos literarios. La escritora cántabra fue una literata autodidacta que se desarrolló, en sus etapas iniciales, lejos de los grupos de escritores masculinos que se reunían en El Ateneo y los cafés madrileños donde se hablaba sobre todo de política y literatura.
Su estilo costumbrista y decimonónico contrasta con la agitación política y social del primer tercio del siglo XX.
No se la puede encajar en el costumbrismo de la época y su radicalidad cristiana puede haber contribuido a su olvido. No obstante, Concha Espina llegó a ser candidata en tres años consecutivos (1926-1928) al premio Nobel de Literatura. El primer año pierde por tan solo un voto.
Una importante característica que distingue a la escritora de los literatos masculinos de su época es su religiosidad, que condiciona claramente la intención última de sus textos donde se puede percibir una clara intención moral. Esta moralidad no se expresó solamente en su promoción de la moral cristiana, tanto en lo que respecta a la defensa de la familia, como a la castidad de las mujeres, sino que también se expresó en la compasión hacia los más desposeídos.
En dos de sus novelas principales: El metal de los muertos y La esfinge maragata, se puede apreciar una intención moralizante de defender a los que menos tienen.
Los mensajes feministas se pueden apreciar en muchas de sus obras, en las cuales se promueve la defensa de los derechos de la mujer, muy posiblemente influida por su experiencia personal, ya que ella se encontró  muy condicionada por el hecho de encontrarse atada a un marido con el que no se entendía y del que dependía legalmente. Así mismo, en sus obras hay otro importante aspecto autobiográfico, la imposibilidad legal de la mujer para acceder a la universidad, lo que las obligaba al aprendizaje autodidacta. Concha Espina era perfectamente consciente de que la promoción de la mujer dependía en gran medida de su acceso a la educación reglada.
Otro rasgo singular de la obra de Concha Espina es la aparición reiterada de personajes en sus distintas obras. En su producción hay una extraordinaria repetición de asuntos asociados con su biografía: desamor, discriminación femenina, compasión hacia los menos pudientes y emigración.
El lenguaje es simple y plagado de vocablos propios del ambiente rural de Cantabria, donde se desarrollan una mayoría de los relatos. La protagonista suele ser casi siempre una madre de familia que refleja las vivencias e ideario de la escritora.
El primer libro firmado por la autora fue el poemario Mis flores, y aquí tenemos algunas de sus obras más destacables. Propias de alguien con ideas conservadoras como es ella.


LA NIÑA DE LUZMELA (1909)

En esta obra describe el ambiente rural cántabro que tan bien conocía.
Resulta un texto moralista, construido alrededor de personajes con unas personalidades un tanto maniqueas; un argumento convencional al gusto de las lectoras de la época.




LA ESFINGE MARAGATA (1914)

Es la obra que otorga la fama a la escritora. Un relato de la sacrificada vida de una mujer en una comarca rural de la provincia de León, que esta visita para ver a su hermana, que residía en Astorga. Además de criticar la dureza de la vida de la mujer rural, la escritora atacaba la costumbre de las familias de acordar matrimonios a espaldas de los deseos de las hijas, quienes no podían realizar sus aspiraciones en la vida.
Con esta obra consiguió el Premio Fastenrath de la Real Academia de la Lengua Española.



EL METAL DE LO MUERTOS (1920)

Su obra de mayor compromiso social, ambientada en las minas de Rio tinto durante la gran huelga de 1917. En ella se refleja la pobreza y dureza de la vida de los mineros que se enfrentan a unos empresarios ingleses. Resulta significativa la nacionalidad de los propietarios, pues Concha Espina fue una ardiente germanófila que criticó en la prensa a ingleses y franceses durante la Primera Guerra Mundial.



DULCE NOMBRE (1921)

Novela en la que trató, con su habitual estilo melodramático, el asunto de la emigración, el engaño y el desamor. Como en anteriores textos, la autora se inspira en sus experiencias personales para relatar sucesivos episodios amorosos entre dos generaciones de habitantes de Cantabria. Se considera que esta es una de las noveles en la que describe mejor la psicología de sus personajes.



BIBLIOGRAFIA



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VALORACIÓN PERSONAL
Primero de todo he de decir que a la hora de la selección de escritora para elaborar este trabajo, tan solo sabía de existencia de Concha Espina debido a que existen avenidas, paradas de metro y demás lugares a los cuáles se les ha dado su nombre. Una pena que tan solo supiera su nombre por esto y no por toda su gran obra literaria, a la cual parece ser que no se le da importancia a la hora de estudiar una literatura básica de ESO y Bachillerato en nuestro país.
La verdad, es que me ha gustado mucho toda la información que he encontrado sobre esta escritora. Empezó a escribir desde muy joven gracias a ello se fue haciendo hueco en nuestra literatura año tras año, aunque nunca ha sido enormemente conocida. Escribió una gran cantidad de obras en las cuáles siempre tiene presente su gran religiosidad,  a diferencia de los escritores masculinos.
A pesar de las grandes dificultades de estudio que tanto Concha como todas las mujeres tenían en ese momento, ella salió adelante siendo autodidacta en su aprendizaje. A mi parecer, fue esto una de las cosas que hacen que sus obras sean tan autobiográficas, tratando siempre temas los cuales nadie le inculcó, si no que fue ella misma. Tales como la defensa de la familia, la castidad de las mujeres y la compasión hacia los más desposeídos.
Todas las dificultades que se la pusieran no fueron suficientes para que esta mujer no fuera nominada durante tres años consecutivos al premio Nobel de Literatura.
Concha Espina hacía uso de un lenguaje simple y propio del ambiente rural que siempre tuvo presente. Esta es otra de las cosas que hacen que me encante toda la obra de esta mujer, toda ella es, por decirlo de alguna forma, muy sencilla y muy auténtica.
En mi opinión, se encuentra a la altura de muchos de los escritores masculinos de la época, que a diferencia de ella, sí que son inmensamente conocidos y estudiados en nuestra literatura. En más de un caso diría que se encuentra un escalón por encima, ya que,  estuvo enfrentada en todo momento a esas dificultades para avanzar que la sociedad la había impuesto.
He querido dejar para el final que, Concha Espina, siempre trató y defendió todo lo relacionado con el feminismo y la mujer en su literatura. Seguidamente he de decir que esta literatura de las cuál os hablo no se incluye en el canon literario a pesar de contar con obras interesantes y de la calidad como lo pueden ser las de cualquier otro autor masculino. Por lo visto lo femenino es menos válido que todo lo masculino, se considera la escritura de la mujer como algo que pertenece a un colectivo minoritario, lo de todos es lo masculino, lo genérico. Por supuesto estoy en total desacuerdo con esta idea. El canon discrimina claramente a la mujer.

En conclusión, la obra literaria de la mujer se encuentra por debajo de los hombres en nuestro canon literario, ¿y esto por qué? Es sencillo, son mujeres. Es ridículo y repugnante, pero desgraciadamente lo establecen de esta forma.

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